Claudia Díaz, directora del Montessori British School, propicia una transformación en el estilo de vida (lifestyle) de los estudiantes y de sus familias. ¿Qué significa esto?, y ¿cómo lo hace? Ella defiende una educación que trascienda, a la que llama educación de vida: una que no disuena con el rendimiento escolar, como comprueban los excelentes resultados que obtienen sus estudiantes, casi siempre los primeros lugares, en las pruebas Saber 11, los Cambridge International Examinations, el Delf (pruebas de proficiencia del francés) y YCT (pruebas de mandarín).
Esta educación de vida tiene 3 pilares importantes:
1. Una transformación de la relación con nuestro cuerpo
En el Montessori British School, todas las clases, especialmente las de ciencias, tienen como eje fundamental cambiar esta relación. En este colegio, a los niños se les enseña, con una variedad de experimentos y un aprendizaje experiencial, a alimentarse bien según una nueva ciencia llamada epigenética, que se fundamenta en que tenemos genes predispuestos a diferentes enfermedades, pero con “interruptores” de on y off que prendemos o apagamos dependiendo de nuestro lifestyle. Los padres también toman clases de cocina holística para ayudar a transformar la alimentación en casa.
2. Una transformación en la relación que tenemos con nosotros mismos.
En el Montessori British School, los estudiantes aprenden que ellos son conductores de su propio destino; que, sin importar las circunstancias, ellos pueden elegir la felicidad. Este programa implica una educación simultánea en que los estudiantes toman una clase llamada Inteligencia Emocional, y los padres, sincronizados, trabajan online en el blog www.minddriver.com.
3. Una transformación en la relación que tenemos con los demás.
Ubuntu está firmemente arraigado en el colegio, y quiere decir: “Yo soy porque nosotros somos”. Aquí los estudiantes se entienden como seres sociales, cuyas relaciones con el otro los catapultan hacia el éxito y la felicidad. En el Montessori British School, los estudiantes dominan 4 idiomas —inglés, francés, mandarín y español—, pero su aprendizaje no acaba ahí, sino que aprenden también a entender estas culturas. Así, se convierten en verdaderos seres globalizados.